domingo, 28 de abril de 2013

El Kraken

Obviamente estamos ante uno de los críptidos más famosos de los últimos tiempos, ya que a pesar de los dibujos antiguos de el típico calamar gigante atacando a un barco, nadie creía en la existencia de estos grandes calamares y a continuación veremos los primeros relatos y encuentros con este críptido real.


El kraken es una criatura marina de la mitología escandinava y finlandesa descrita comúnmente como un tipo de pulpo o calamar gigante que, emergiendo de las profundidades, atacaba barcos y devoraba a los marinos. La leyenda puede realmente haberse originado de avistamientos de calamares gigantes reales que estimadamente tendrían de 13 a 15 metros de largo, incluyendo los tentáculos.



Aunque el nombre kraken nunca aparece en las sagas noruegas, hay monstruos marinos similares, el hafgufa y lyngbakr, ambos descritos en la saga Örvar-Odds y en los textos noruegos de 1250, Konungs skuggsjá.5 Carolus Linnaeus incluyó al kraken como cefalópodo con el nombre científico de Microcosmus en la primera edición de su Systema Naturae (1735), una clasificación taxonómica de organismos vivos, pero excluyó al animal en ediciones posteriores. El Kraken también es extensivamente descrito por Erik Pontoppidan, obispo de Bergen, en su Historia Natural de Noruega (Copenhagen, 1752–3).


El "Pulpo Colosal" de Pierre Dénys de Montfort atacando una nave mercante.

Cuentos antiguos, incluyendo los de Pontoppidan, describen al kraken como un animal "del tamaño de una isla flotante" (se decía que el dorso de un Kraken adulto tenía una longitud de 2,4 kilómetros6 ), cuyo verdadero peligro para los marineros no es la criatura misma, sino el remolino que crea después de sumergirse rápidamente en el océano. Sin embargo, Pontoppidan también describe el potencial destructivo de la gran bestia: "Se dice que si se aferra al mayor buque de guerra, podría tirar de él hasta el fondo del océano" (Sjögren, 1980). El Kraken fue siempre distinto de las serpientes marinas, también comunes en la tradición escandinava (Jörmungandr por ejemplo).
Según Pontoppidan, los pescadores noruegos a menudo corrían el riesgo de atrapar a los peces sobre el Kraken, cuando la pesca era tan buena. Si un pescador tenía una inusualmente buena pesca, uno le decía al otro, "Debes haber pescado sobre un Kraken". Si, por otra parte, el fruto de la pesca eran -en lugar de peces- los así llamados gigantopólipos resplandecientes, el fin de su vida estaba próximo, pues según la leyenda los mencionados pólipos habitan por toda la eternidad sobre el lomo del Kraken, siendo su función la de crear un espejismo celestial, una farsa destinada a las criaturas más torturadas del abismo las cuales, según la leyenda popular, tienen el rango suficiente de inteligencia como para sufrir el existencialismo: "Hartos del vagabundeo eterno por el inmenso tedio de la fauce marina, deseosos de la salvación y de la Himmelslicht, acuden como lanzas hacia la propia perdición" (Panorama Cultural, 1962). Así, todo pescador que ose interrumpir esta sentencia del determinismo caería en desgracia, siendo éste el aspecto más negativo de pescar sobre un Kraken. Pontoppidan también alegó que el monstruo a veces es confundido con una isla, y que en algunos mapas se incluyen islas que sólo a veces eran visibles e indicaban un Kraken. Pontoppidan también propone que un joven espécimen de un monstruo fue hallado muerto en tierra en Alstahaug (Bengt Sjögren, 1980).
Desde fines del siglo XVIII, el Kraken se ha representado en varias formas, principalmente como grandes criaturas similares a pulpos, y a menudo se ha afirmado que el Kraken de Pontoppidan podría haberse basado en observaciones de marineros de calamares gigantes. En las primeras descripciones, sin embargo, las criaturas eran más similares a cangrejos parecidos a pulpos y, en general, poseen rasgos que se asocian con las grandes ballenas en lugar de con los calamares gigantes. Algunos rasgos del kraken se asemejan a las actividades volcánicas submarinas que ocurren en la región de Islandia, incluida el agua burbujeante, las corrientes peligrosas y la aparición de nuevos islotes.
En 1802, el francés malacologista Pierre Dénys de Montfort reconoce la existencia de dos tipos de pulpos gigantes en Histoire Naturelle Générale et Particulière des Mollusques, una descripción enciclopédica de moluscos. Montfort afirma que el primer tipo, el pulpo kraken, ha sido descrito por los marineros noruegos y balleneros de América, así como antiguos escritores como Plinio el Viejo. Sobre la segunda categoría más grande, el pulpo colosal (se muestra en la imagen de arriba), se informó acerca de un ataque a un buque velero de Saint-Malo, frente a las costas de Angola.
Montfort luego se atrevió a hacer más afirmaciones. Él propuso que diez barcos de guerra británicos (incluyendo el navío de línea Ville de Paris) que misteriosamente desaparecieron una noche en 1782 debieron ser atacados y hundidos por pulpos gigantes. Desafortunadamente para Montfort, los británicos fueron hundidos por un huracán cerca de la costa de la isla de Terranova tal y como se supo a través del relato de los supervivientes del Ville de Paris. La carrera de Pierre Dénys de Montfort nunca se recobró y murió hambriento y pobre en París alrededor de 1820 (Sjögren, 1980). En defensa de Pierre Dénys de Montfort, cabe señalar que muchas de sus fuentes, para el "pulpo kraken" probablemente describen al verdadero calamar gigante, cuya existencia se probó en 1857.

En 1830, posiblemente influido por el trabajo de Pierre Denys de Montfort, Alfred Tennyson publicó su popular poema El Kraken (esencialmente un soneto irregular), que difundió al Kraken en en el idioma inglés con su posición superflua de the. El poema, en sus tres últimas líneas, también tiene similitudes con la leyenda del Leviatán, un monstruo marino, que subiría a la superficie en el final de los días.
La descripción de Tennyson aparentemente influyó en Julio Verne que imaginó al famoso calamar gigante en Veinte mil leguas de viaje submarino en 1870. Verne también hace numerosas referencias al Kraken y al obispo Pontoppidan en la novela.
Hoy en día se han encontrado varias pruebas de existencia de calamares gigantes en las profundidades del mar, de aproximadamente 15 a 20 metros. Según la cultura popular sabemos más de Marte que de lo que hay en el fondo del mar. Bernard Heuvelmans, un zoólogo, piensa que el mundo está lleno de criaturas aún no descubiertas.



Esto es todo amigos, pronto más. Un Saludo.

lunes, 22 de abril de 2013

Tiburón prehistórico encontrado

Trabajadores de una reserva marina japonesa han logrado filmar a una rara especie de tiburón que vive en las profundidades marinas y que está considerado como un fósil viviente por su escasa evolución desde la prehistoria. El animal, de poco más de metro y medio, murió poco después de ser capturado.


El animal es conocido como frilled shark (tiburón con volantes) y es muy raro que se deje ver porque habita entre los 600 y 1.000 metros de profundidad. Sin embargo, un pescador japonés alertó a los trabajadores de un parque acuático en Shizuoka, al sur de Japón, de haber visto lo que describió como una criatura de aspecto primitivo y con forma de anguila con una enorme dentadura.

Los trabajadores se pusieron en marcha y lograron capturar al tiburón, que medía 1,6 metros y que identificaron como una hembra de la especie mencionada. Además, lograron grabar un vídeo en el que se aprecia claramente al pez en movimiento.


Sin embargo, al animal parecía debilitado y desorientado y murió a las pocas horas de ser capturado. Uno de los responsables del parque apunta a que el tiburón podía estar enfermo y por eso fue hallado a escasa profundidad o viceversa.


Es relativamente frecuente que el tiburón con volantes quede atrapado en las redes arrastre de los pescadores, pero es muy raro verlo con vida. Se alimenta de peces y otras criaturas marinas de las profundidades abisales y está considerado como un fósil viviente. De hecho, su aspecto es bastante primitivo.





                                         Video del tiburón prehistórico

miércoles, 17 de abril de 2013

Megalodon

Hola a todos compañeros, hoy hablaremos de un críptido con muchas posibilidades de ser real, a mi pensar, ya que la virginidad de los mares abre la puerta a estos seres. Los océanos cubren el 71 % de la superficie de nuestro planeta y su profundidad media es de 4 Km. Ese extensísimo habitat se encuentra muy poco estudiado por el hombre, estimándose entorno al 1 % la parte explorada. Debido a ello, siguen produciéndose noticias de descubrimientos de nuevas especies marinas o del hallazgo de otras que se consideraban extinguidas desde hacía millones de años.


Pues bien, varios informes sobre encuentros con desconocidos tiburones de gigantesco tamaño y el hallazgo de algunos dientes que podrían ser menos antiguos de lo esperado, han hecho que muchos criptozoólogos se planteen una hipótesis fascinante: que en las profundidades del océano Pacífico exista un ser de pesadilla, auténtico monstruo de los abismos, un gigantesco tiburón de casi 17 m. de largo y 30 toneladas de peso, que los paleontólogos suponen extinto desde hace más de 1 millón de años. El megalodón, el pez carnívoro más grande que jamás hayan conocido los océanos de este planeta.


Relatos de navegantes:


El primer informe que tenemos sobre un posible encuentro con esta criatura, corresponde a un relato que el prestigioso naturalista australiano de principios del siglo XX, David Stead, miembro de la Linnean Society de Londres y de la Royal Zoological Society de Nueva Gales del Sur, refiere en su obra “Tiburones y Rayas de los mares de Australia” lo siguiente:


“En el año 1918 recogí la inquietud que se 
había instalado entre los recolectores de marisco en Port Stephens (costa Este de Australia) cuando durante varios días se negaron a ir a sus caladeros habituales en las cercanías de la isla Broughton. Los hombres habían estado trabajando en los caladeros situados en aguas profundas cuando un inmenso tiburón de proporciones casi increíbles hizo acto de presencia, levantando una nasa repleta de cangrejos tras otra, y tomando, como los hombres dijeron, "nasas, amarras y todo". Estas nasas de cangrejos, debe decirse, medían alrededor de 3 pies y 6 pulgadas (1,06 metros) de diámetro y contenían con frecuencia de dos a tres docenas de cangrejos de buen tamaño, cada uno de los cuales pesaba muchas libras. Los pescadores fueron unánimes al afirmar que este tiburón era algo que nunca antes habían visto ni en sueños. En compañía del Inspector de Pesca local, interrogué a muchos de los hombres de forma muy exhaustiva y todos ellos estuvieron de acuerdo en el tamaño gigantesco de la bestia. Pero las longitudes que ellos proporcionaron eran absurdas. Lo menciono, no obstante, como indicativo del estado de ánimo en que les había arrojado este inusual gigante. Y teniendo en cuenta que éstos eran hombres que estaban habituados al mar y a todos los tipos de tiempo, así como a todos los tipos de tiburones. ¡Uno de los miembros de la tripulación dijo que el tiburón tenía por lo menos trescientos pies (90 metros) de largo! ¡Los otros decían que era tan largo como el muelle en el que nos encontrábamos (que era de alrededor de 115 pies, unos 35 metros)! Afirmaban que el agua "hervía" en una amplia zona cuando el pez pasó nadando por ella. Estaban completamente familiarizados con las ballenas, que habían visto pasar a menudo en el mar, pero esto era un gran tiburón. Habían visto su terrible cabeza que era "por lo menos tan larga como el suelo del muelle situado en la Bahía de Nelson". ¡Imposible, por supuesto! Pero éstos eran hombres prosaicos y bastante imperturbables, no dados a las "historias sobre peces" ni siquiera cuando hablaban sobre sus capturas. Aún más, ¡sabían que la persona con la que hablaban (yo mismo) había oído todas las historias sobre peces antes! Una de las cosas que me impresionó fue el que todos ellos concordaran en el fantasmal color blanquecino del gran pez. El Inspector de Pesca de la localidad en esa época, el señor Paton, estuvo de acuerdo conmigo en que aquello tuvo que ser algo realmente gigantesco para poner a estos hombres experimentados en un estado de miedo y pánico...”


Para los biólogos marinos el único problema que tiene este relato son las medidas estimadas al tiburón: no existe nada conocido que se acerque a eso, ni siquiera el megalodón cuya supuesta longitud máxima, estimada por un esqueleto completo encontrado en 2008 en Perú (donde abundan sus restos fosilizados), es de unos 16 m. O bien de algo más de 18 m. si se utilizan cálculos basados en el tamaño de algunos dientes encontrados.

Pero entonces, ¿qué fue lo que asustó a aquellos pescadores? El color blanquecino que reportaron y el hecho de que pudieran verle la cabeza (que sólo el tiburón blanco saca fuera del agua), hacen pensar en un gigantesco tiburón blanco. Sólo que el mayor tiburón blanco del que se tiene noticia midió 7 metros y 14 centímetros (ver cuadro adjunto nº 2).


Otros dos informes de avistamiento de un descomunal tiburón recogidos por M. Goss en su libro “Do Giant Prehistoric Sharks Survive?” y por el zoólogo Karl P. N. Shuker en su obra “In Search of Prehistoric Survivors,”nos llegan también desde la primera mitad del siglo XX, teniendo como testigos al escritor Zane Grey en 1927 y después a su propio hijo Loren en 1933. Zane Grey fue un escritor estadounidense que hizo una gran fortuna escribiendo novelas del Oeste y que realizó numerosos viajes de pesca, a la que era muy aficionado, por los mares del Sur. En el primer caso Grey refiere que estando pescando en alta mar cerca de Rangiroa, en el Pacífico Sur en 1927, él y los pescadores de Nueva Zelanda que le acompañaban a bordo de su barco, vieron con espanto un enorme tiburón de “cabeza cuadrada, enormes aletas pectorales y unas pocas manchas blancas.” Grey agregó que era considerablemente más largo que su barco, estimando su longitud entre 35 y 40 pies (10.5 y 12 m).
Pese a que su descripción coincide bastante con la de un tiburón ballena, Grey afirmó que pensó que “ese pez no era uno de esos inofensivos peces, sino uno de esos monstruos come hombres del Pacífico Sur”
. Algunos piensan que lo que Grey vio en realidad fue un gran tiburón tigre que puede superar los 5 m. de largo y que se refería a ellos con su frase antes citada. Sin embargo, Grey también debía conocer perfectamente este tipo de escualos por haberlos pescado y además, las medidas están lejos de coincidir.


El segundo avistamiento es referido en 1933 por el hijo de Zane Grey, Loren, quien nos narra que durante la travesía de regreso de uno de sus viajes de pesca desde Tahití a San Francisco, mientras se encontraba en la cubierta del barco durante un atardecer, llamó su atención una bandada de gaviotas que volaban en espiral sobre una zona de agua de color amarillo. “Al principio pensé que era una ballena, pero cuando vi la enorme cola de color café batir el agua impulsando poderosamente al pez, supe inmediatamente que era un monstruoso tiburón. Tenía una enorme cabeza redonda que parecía ser de al menos 10 a 12 pies (de 3 a 3,6 m.) si no más... Estoy convencido de que esta enorme criatura amarillenta debe haber sido de al menos 40 o 50 pies de largo (de 12 a 15 m.). No era un tiburón ballena: el tiburón ballena tiene un aspecto blanco verde purpúreo con grandes manchas marrones y una cabeza mucho más estrecha. Entonces, ¿qué fue aquello, tal vez un verdadero monstruo prehistórico de las profundidades? ”


Sin embargo el prestigioso zoólogo británico, el Dr. Karl P. N. Shuker, sugirió en su obra “En busca de sobrevivientes de la Prehistoria” que la existencia de una criatura como la avistada por los Grey puede estar detrás de una creencia tradicional de algunos pueblos de pescadores polinesios que hablan de un ser de 30 metros de largo no muy diferente de un tiburón blanco, que ellos llaman “El Señor de las Profundidades”. Es interesante resaltar que esta leyenda describe un tiburón que podría encajar en el avistamiento de la isla Broughton, en Port Stephens, de 1918.


Para terminar esta búsqueda de posibles informes de avistamiento, podemos citar al escritor Clay Cartmell quien en su libro “Let’s Go Fossil Shark Tooth Hunting” recoge otra historia sobre un gigantesco tiburón. “En la década de 1960 a lo largo del borde exterior de la Gran Barrera de Coral australiana, un buque de 85 pies de eslora [26 m] experimentó problemas de motor que lo obligó a parar para las reparaciones. Aunque los tripulantes, posteriormente se negaron a informar abiertamente de lo que habían visto por miedo al ridículo público, el capitán y su tripulación contaron a sus amigos después como un inmenso tiburón se trasladó lentamente pasando junto a su buque. De color blanquecino, quedaron asombrados por su tamaño. ¡Era mayor que su barco! Experimentados hombres del mar, que también estuvieron seguros de que la criatura no era una ballena”.


Dientes



Entre los años 1873-1876, el buque de la armada británica Challenger recorrió los océanos del planeta en lo que constituyó una extraordinaria misión científica. La Expedición Challenger realizó cientos de sondeos en aguas profundas y dragados de fondos, descubriendo 4.717 nuevas especies de vida marina. Gracias a sus dragados de fondos se recuperaron 2 dientes de megalodón recubiertos de una pátina de manganeso, lo que permitió hacer una datación aproximada del tiempo que llevaban los dientes depositados en el fondo oceánico. El manganeso es un mineral que se precipita desde el agua marina hacia el fondo, acumulándose allí con el paso del tiempo en forma de nódulos, cubriendo los objetos que allí se hallen. El caso es que el ritmo de esta precipitación es conocido, por lo que puede estimarse relativamente el tiempo que un determinado objeto lleva en el fondo del mar. Pues bien, en 1959, el Dr. W. Tschernezky del Queen Mary Collage de Londres, analizando esos dientes y el grosor de las capas de manganeso calculó que uno de ellos llevaba, suponiendo el valor más bajo en la velocidad de precipitación del manganeso, ¡24.000 años en el fondo marino y el otro diente 11.000 años! Pero es que si se utilizaran los valores más altos en la velocidad de precipitación del manganeso las fechas estarían aún más próximas, siendo de ¡2.600 años para el primer diente y de 1.214 para el segundo!


Espero que os guste a todos, agradezco esta noticia a http://www.joserafaelgomez.com/. Un saludo compañeros.

lunes, 15 de abril de 2013

¿Experiencia Parque Jurásico? Puede ser posible

Cada vez parece más posible que los científicos sean capaces de resucitar a algunos de los miembros perdidos del reino animal gracias a la clonación. Por desgracia, los dinosaurios no son los primeros de la lista, porque las especies que han desaparecido más recientemente tienen unas muestras de ADN más fáciles de reconstruir.


Los organizadores dijeron que los rápidos avances de la biología molecular y las nuevas perspectivas de conservación son la creación de un nuevo campo llamado “de-extinción. Los oradores incluyen a Chris Anderson, curador de la serie charla TED Conferencia, paleontólogo australiano Michael Archer y el investigador español Alberto FernDandez-Arias, quien ha trabajado en la clonación de una cabra, ahora extinto.


Aquí la especie cabra Pyrenean ibexo que se extinguió en el año 2000, ha podido ser clonada y vuelta a la vida

El tema de una conferencia en la National Geographic Society en Washington habla sobre los más probables actos de resucitar, entre los más factibles:

Mamut lanudo

Cría de Mamut lanudo encontrada en un glaciar. Un equipo dirigidoo por Akira Iritani, profesor emérito de la Universidad de Kioto, espera traer de nuevo a la vida autenticos y peludos mamuts en cinco o seis años.

Paloma Migratoria


Moa

El moa podría ser resucitado, ya que su pariente más próximo, el avestruz parece una apuesta muy factible para la consecución del objetivo.

Diferencia entre un Moa y un Avestruz, el de la izquierda el avestruz.

Rinoceronte Lanudo

El renacimiento del rinoceronte lanudo, tiene mucho a su favor. De la misma manera que con el mamut, existen muchos ejemplares congelados en permafrost y la disponibilidad de cuernos, pelos y pezuñas es una gran ventaja.

Oso de las cavernas

Esta mole gigante sobrepasaba al mayor carnívoro terrestre que podemos encontrar actualmente, el oso polar. Se cree que este oso pudo ser un tercio mayor que su primo “albino” en posición vertical, y llegar a pesar una tonelada. La recuperación de su ADN debería ser posible al encontrarse ejemplares en permafrost. Este oso tiene su pariente más cercano en el oso de América del Sur.

Diferencia entre un humano medio(1,80m) y un oso de las cavernas.

Tigre dientes de sable

Esta legendaria bestia felina, sería un candidato excelente para un estudio de viabilidad. Se sabe que existen muchos especímenes conservados en los pozos de alquitrán en Los Ángeles, pero lo malo es que este alquitrán hace muy difícil la extracción del ADN, motivo por el cual hasta el momento nadie a sido capaz de aislar una secuencia decente. Sin embargo, también existen ejemplares en permafrost que podrían ser una fuente excelente para la extracción de ADN.

Dodo

En 2002 los genetistas de la Universidad de Oxford consiguieron permiso para “cortar” unas muestras de los mejores restos conservados del Dodo, los restos de un hueso de la pata con piel y plumas. El ejemplar se encontraba bajo llave en la Universidad del Museo de Historia Natural, “fue unas de las cosas más espantosas que he realizado nunca” explico Beth Shapiro encargado de la extracción. Los restos produjeron fragmentos de ADN mitocondrial del Dodo, pero nada más. Desde entonces ningún otro resto ha aportado más registros de ADN, y algunos esperan que todavía hoy se encuentre algún ejemplar en buenas condiciones. El candidato ideal para usarlo como madre serían las palomas.

Para terminar esperemos que este tema avance con sentido y victoria, porque creo que a todos nos gustaría ver alguna vez a los animales vivos y poder disfrutar de ello.
Un Saludo amigos, pronto más.

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