El Moa está emparentado con los avestruces, aunque un avestruz quedaría como cría al lado de esta fantástica criatura, ya que su altura rondaba los 3 metros y su peso casi 200 kilos. A pesar de su reciente extinción, la posibilidad de que aún siga viva queda en entre dicha desde antes de 1900.
Analicemos los avistamientos y sucesos que han hecho del Moa un auténtico críptido:
1838, un informe que recibió la Zoogical Society elaborado por Richard Owen en el que encontró un hueso de grandes dimensiones, tanto que él creía que pertenecía a algún tipo de buey o otro mamifero de gran tamaño. Cuál fue la sorpresa, que en el análisis del hueso no era de mamífero sino de ave. La conclusión del informe fue que en Nueva Zelanda existía un ave corredora con un tamaño superior al avestruz.
1839, J. Polack nombraba en las memorias de su libro que encontró los restos de un ave dos veces más grande que un avestruz en la Isla Norte. Durante su estancia en Nueva Zelanda, y hablando con los indígenas del lugar, le comentaron que se extinguió por su facilidad para cazarla y escasez de alimentos, y que sus antepasados los cazaban. Fruto de la información obtenida se dirigió a Isla Sur, donde según su libro, afirmaba que allí vivían aves corredoras gigantes, lugar donde el hombre aún no ha tenido oportunidad de pisar. Isla donde datan la mayoría de los avistamientos.
1850, la revista New Zeland Magazine publicó que unos cazadores de focas, en la Isla Sur, vieron huesos de moas con tejidos aun pegado.
Pero no queda ahí la cosa, en 1861, otra revista llamada Nelson Examiner, redactó el avistamiento de huellas de pájaro demasiado grandes con más de 36 centímetros. Los avistamientos y pistas sobre el críptido neozelandés se fueron sucediendo durante años, hasta llegar a uno de los hechos más importante: su fotografía.
1980, unos investigadores encontraron en el Monte Owen una garra de Moa. Un gran hallazgo, aunque el resultado es que la garra tiene más de 1000 años de antigüedad. No obstante, es una pieza importante para la recopilación de ADN.
Garra de Moa encontrada en Nueva Zelanda. |
- Medía más de dos metros, y tenía un largo cuello, patas gruesas y fuertes, y un color grisáceo.
Los tres testigos presentaron la foto a las universidades, donde serían estudiadas y analizadas. Tras un exhaustivo análisis, la universidad de Canterbury tenía por seguro que era un ave, mientras un estudiante de zoología afirmaba que era un ciervo rojo.
Foto de los tres testigos. |
A la izquierda el esqueleto de un avestruz, a la derecha de un Moa. |
Para un poco más de información audiovisual, aquí un video con un poco más de información:
Saludos
Noble señor: Os agradezco por crear este blog tan interesante. El Señor bendiga a Vuecé y los suyos.
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